Me llamo Helen, tengo 20 años y estudio imagen pública. Nací en un hogar cristiano, pero al crecer me di cuenta que eso no me hacía salva. Mientras crecía me di cuenta que soy inmerecedora. Al principio no entendía porque me sentía así, porque yo creí que me merecía todo incluyendo la salvación.
Hoy puedo aceptar que
solamente soy una pecadora más que aún siendo imperfecta fui salva por la gracia de Dios, que le gusta escribir, soñar despierta, enseñarle
a niños, la comunicación y la imagen pública. Soy feliz porque he logrado
entender que no soy nada sin Dios y que no merezco nada de lo que hoy tengo.
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