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viernes, 8 de diciembre de 2017

Se vale llorar

Muchas veces pensamos que porque somos cristianos y amamos o servimos a Dios nada malo nos tiene que pasar. Y cuando cosas malas nos pasan comenzamos a dudar de Dios y muchas veces hasta nos atrevemos a cuestionar su amor y su poder.

Creemos que las cosas se le salieron de control o que no se da cuenta de todo lo que estamos sufriendo.

Y luego nos ponemos muchas veces a cuestionar la Biblia porque hay versículos en los que leemos que nos dicen que los planes de Dios son de bien y no de mal y creemos que entonces Dios está enojado con nosotros o algo por el estilo.  Pero no es así. Los planes de Dios para nuestra vida si son buenos, pero en ninguna parte de la biblia dice que no vamos a pasar por momentos difíciles.

¡MENTIRA!

A Dios no se le pasa nada de nada, él sabe lo que estamos pasando y sabe que nos duele, pero también sabe que somos fuertes.

Y te entiendo. Se que en momentos de dolor y tristeza es difícil pensar en ser fuerte o ser valiente y seguir adelante. O también solemos creer que por ser cristianos debemos estar siempre sonrientes y positivos y hacer como si nada malo nos pasa.

Pero te tengo una noticia, bueno unas cuantas noticias y aquí va la primera…

Los cristianos también pasamos por situaciones difíciles y de dolor. El seguir a Cristo no nos exonera de problemas o de dolor. Ahora bien, La diferencia cuando conocemos a Cristo es que ya no estamos solos, Dios está ahí con nosotros en medio de la prueba y el dolor.

Con Cristo podemos hallar paz en medio de la tribulación. En Juan 16: 33 dice que en este mundo vamos a afrontar aflicciones, pero debemos descansar en él, porque el ya ha vencido al mundo. Y así es como nos podemos dar cuenta que si, vamos a pasar por momentos difíciles, en donde tal vez nos vayamos a sentir solos. Pero en esos momentos es donde mas debemos recordar que Dios esta con nosotros y él es quien nos da fuerza y nos ayuda a salir de la tribulación.

Y la segunda noticia es… SE VALE LLORAR, se vale sentir y se vale porque somos humanos, no robots.

El llorar no te hace menos cristiano ni débil y tampoco significa que estemos dudando. El llorar nos ayuda a liberarnos del dolor y nos ayuda a entender que sin Dios no somos nada. Nos hace entender que lo necesitamos a él porque solos no vamos a poder pasar por la prueba.

El es quien nos hace descansar quien nos hace no sentir miedo en medio de la oscuridad, porque él va con nosotros.
Y entiendo que muchas veces sentimos que no vamos a salir de donde estamos y en medio de eso se vale llorar, pero lo que si no se vale es darse por vencidos y mucho menos dudar de Dios, de su amor y su bondad.

Llora, y llora todo lo que quieras, pero tampoco te des por vencido. Recuerda Dios está de tu lado, el es quien pelea por ti la batalla y nunca te va a dejar. El te ama y la prueba no significa que no te quiera. Aprovecha las pruebas para aprender y deja que te formen en una mejor persona.


Animo, no te desanimes. Se vale llorar, pero no rendirse.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Tu verdadero valor

¿Cuantas veces no nos hemos encontrado buscando amor y aprobación en nuestros amigos o incluso en la persona que nos gusta?
A veces creemos que al encontrar que alguien nos ama vamos a sentirnos bien y valiosas. Creemos que tener la atención del niño que nos gusta o incluso llegar a tener una relación vamos a sentirnos felices, amadas y valiosas.

Muchas veces nos sentimos desvalorizadas o rechazadas incluso por nuestra propia familia. Y esto hace que nuestra necesidad de amor y atención crezca cada vez más. Muchas veces el no tener a tu papá contigo o sentir el rechazo de alguien que amas te lleva a la necesidad de buscar esa atención en alguien más.

Muchas de nosotras soñamos con casarnos y tener ese final feliz de cuento de hadas y comenzamos una relación de noviazgo con el chavo que nos gusta y que nos hace sentir amadas y protegidas… pero de repente no te sientes como creías que te ibas a sentir.

Creíste que al iniciar esa relación ibas a ser una mujer nueva y totalmente diferente, creíste que hasta te ibas a sentir hermosa, amada, apreciada y aceptada. Y si, al principio tal vez todo iba bien, pero conforme pasó el tiempo ese sentimiento se fue desvaneciendo.
Esto pasa porque lamentablemente nuestra mirada esta fija en el hombre. Inocentemente creemos que el tener un novio, el casarnos, el tener dinero, el tener la mejor ropa, etc. Nos va a hacer sentir aceptadas y amadas.
Creemos que encajar en el grupo nos va a hacer mejores… pero no es así.

Tu valor viene de Dios, él fue quien pago el precio por ti, el dio a su único hijo por ti. Dice Isaías 53:5
“Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

Tu vales mucho, no importa cómo te veas, no importa si alguien te rechazó o te hizo sentir despreciada y sin valor, no importa cuántas veces te hayas equivocado. Dios te ama y te acepta tal y como eres, él no está buscando que seas perfecta, él no está esperando a que hagas mil y un cosas imposibles para amarte y ganarte esa salvación, ese amor y ese valor que encontramos en él.

NADIE tiene derecho a hacerte sentir menos, pero si debemos recordar que sin Dios... ahí si… no valemos nada. Sin él no somos nada. En él es donde encontramos valor y esa satisfacción y el amor que buscamos.

No es en un esposo o en un novio en lo que depende tu felicidad. Un día las personas se van y si nuestra completa felicidad dependiera de eso pasaríamos siendo infelices por lo que resta de nuestras vidas. SI, el casarte o encontrar a alguien que te ame te va a hacer sentir feliz y darte valor, pero nuestra felicidad y valor no debe depender solo de esas personas.

Lo unico que te hará sentir realmente feliz, valorada y amada es Dios… Las personas se van, te fallan y se equivocan, Dios no.

Confía en él y nunca olvides que el te ama.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Perfección

¿Cuantas veces no nos hemos sentido mal con nosotros mismos porque no somos perfectos, tanto física como espiritualmente?

La sociedad se ha dado la tarea de poder decidir quién es perfecto y quién no. Se ha encargado de hacernos sentir la necesidad de ser igual a alguna persona porque para los demás es físicamente perfecto(a) y si va a regalar abrazos y dinero lo es aún más porque todos lo ven en los medios o se encargan de hacérselo saber a los demás.

Pasamos la vida sintiéndonos mal con nosotros mismos porque sabemos que nunca vamos a llegar a ser perfectos como esas personas que creemos que sí lo son. En el caso de las mujeres pasamos torturándonos con dietas y ejercicios para poder llegar a vernos igual a alguien a quien admiramos y que catalogan como perfecto(a).

Pensamos que no somos lo suficientemente buenas, bonitas, no tenemos el pelo del largo perfecto o del corto perfecto.

En el caso de los hombres pues pasan horas metidos en el gimnasio para poder tener el cuerpo perfectamente musculoso o tonificado para poder verse perfectos y ser aceptado por sus amigos y por la chava que les gusta o simplemente para darse el lujo de jugar con ellas para sentirse más hombres y sentirse acepados por los demás.

Pero ¿quién dijo que ser alta, delgada y rubia es ser perfecta?

¿Quién dijo que tener un cuerpo tonificado y musculoso, ser alto y tener pelo, ojos y sonrisa perfecta es ser perfecto?

¿Quién dijo que el regalar dinero al pobre y publicarlo en las redes sociales me va a hacer mejor persona y dar la apariencia que somos perfectos?

No nos dejemos engañar…Dios nos hizo perfectos tal y como somos. Con nuestros defectos y cualidades él nos ama.

Debemos entender que Dios nos creó perfectos. Nuestro cuerpo es tan complejo y hermoso y nosotros vivimos empecinados en querer cambiar la forma de nuestra nariz o agregar o quitar cosas. Pero debemos entender que nuestro cuerpo fue diseñado como fue diseñado porque así va a funcionar de manera adecuada.
No necesito parecerme a nadie para ser perfecta No me tengo que cambiar la nariz ni agregarme altura para ser perfecta.

Yo no soy perfecta por las buenas cosas que hago.

Y lo más importante… No fui salva porque soy perfecta. Dios no mando a su único hijo a morir por nosotros porque fuéramos perfectos y nos merecíamos esa salvación. Al cielo no van a entrar los altos y flacos o musculosos. Va a entrar el que reconoció que sin Dios no es nada, el que logró entender que por sus obras y el intento inútil de ser perfecto no es suficiente y no sirve de nada. El imperfecto, el pecador  es a quien Dios ama y la razón por la que Jesús dio su vida por nosotros.
Dejemos de intentar de ser perfectos e intentar de hacer todo para vanagloriarnos y buscar que los demás nos admiren.

Dejemos de pensar que Dios te va a amar por ser buen estudiante y hacer todo bien. No es por obras, sino por fe.

Según la RAE ser perfecto es: Que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto.

Si podemos tener cualidades… y muchas, pero eso no quita que seamos unos PERFECTOS pecadores. Y no tiene nada de malo el aceptar y reconocer que somos pecadores e imperfectos, es más, el aceptar y reconocer esa verdad es la que nos va a hacer libres y salvos.

NO ES POR MI OBRAS

NO ES POR MI APARIENCIA

Yo fui salva por gracia y el infinito amor que Dios tiene hacia mí  y ten por seguro que por ti también.

Esto no significa que tenga que seguir mi vida igual y seguir pecando porque aun así Dios me ama. Cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón y aceptamos que por nuestras fuerzas no podemos hacer nada ni ganarnos la salvación es sonde Dios va a comenzar a cambiar tu corazón y las buenas obras van a empezar a surgir por naturaleza, no porque estas intentando ser perfecto.

Deja que Dios te ame tal y como eres, ríndete a él y reconoce que sin él no eres nada. No existe tal cosa de ser perfecto, solamente se tú mismo, porque Dios te espera con los brazos abiertos sin importar tus imperfecciones.

Él fue quien te formó en el vientre de tu madre y te hizo especial, eres una creación admirable y a pesar de tu maldad, de tus errores e iniquidades él te sigue amando, pero debes dejar de intentar ser algo que es imposible.


No te sientas mal por ser muy alto, muy bajo, muy delgado, así como eres Dios te ama. No te alejes de él porque crees que eres demasiado malo para acercarte… acércate y él te va a recibir con amor. Si Dios no te amara no hubiera dejado que su hijo fuera crucificado por ti y por mí. Él te ama sin importar si eres perfecto o no.

sábado, 22 de octubre de 2016

Confío en tí

Muchas veces nos preguntamos ¿por qué a otras personas les va mejor que a mi? ¿porque ella o el no sufre lo que yo sufro?

1. no sabemos que problemas puedan estar pasando.
2. no somos esa persona
3. todos pasamos por circunstancias diferentes.

No somos igual a nadie, todos somos únicos; eso incluye nuestras pruebas. y si muchas veces pareciera que la vida de otras personas es mejor que las nuestras, pero que estemos muchas veces en medio del desierto no significa que Dios se haya olvidado de nosotros. No, Dios no es malo y si, que tengamos pruebas no significa que él no exista, Dios si existe (romanos 1:20).

Tener pruebas nos debería de hacer sentir bien en cierto modo, no te digo que te rías a carcajadas de tu prueba o que pretendas y finjas ser feliz. Lo que Quiero decir es que no pierdas la esperanza, esas pruebas están ahí para moldear muchas veces nuestro carácter, o porque Dios te está preparando para algo mejor que viene. En otras ocaciones hay pruebas o dificultades que pasamos por consecuencia de algo que hayamos hecho, si, Dios al que ama corrige; pero ese es otro tema.

Pero no te rindas, sigue adelante, Job dijo "Él conoce cada uno se mis pasos; puesto a prueba, saldré pero como el oreo." (Job 23:10) y lo mismo es con nosotros, en medio de la prueba Dios esta obrando cosas grandes para nuestra vida, el esta preparándonos para algo mejor de lo que imaginamos. 

El mas claro ejemplo para todo esto sigue siendo Job. Job podemos decir que era un buen hombre y era alguien a quien Dios amaba, aún en medio de eso Dios permitió que Job pasara por todas esas pruebas, duras y dolorosas. No fue porque Dios no lo quisiera. Dios sabía como era Job. 

"si pero yo no soy Job" eso esta mas que claro, nadie es igual a nadie, pero tenemos a Job como un ejemplo, el nunca maldijo a Dios, aun cuando le decían que lo hiciera. Sigamos fieles a Dios, confiando que Él es quien esta peleando la batalla por nosotros. No estas solo.

Aunque parezca que Dios no te escucha, o que no saldrás nunca de esa prueba que estas pasando, ten fe, confía en Dios, el nunca te va a dejar, el es quien guía tus pasos y tiene planes de bien para ti. Él te conoce, y no va a poner una prueba mas grande de la que tu no aguantes. 

Y si tu dices "si, pero en verdad ya no aguanto más" pídele fuerzas, entregarle todo a él, porque por nuestra cuenta no podemos hacer nada, Dios es nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio. No dejes de confiar en el, deja que sea el quien pelee la batalla. 

DEja de compararte con los demás y confía que Dios tiene cuidado de ti, él es tu pastor, el te ama eternamente y su gracia es infinita y el te va a dar la mano en medio de ese desierto, el es quien te va a sacar de ahí, aunque pareciera que te ha dado la espalda, no es así. El esta cada día al pendiente de ti. Así que levántate, esfuérzate y se valiente continua de la mano de Dios cada día y a su lado podrás conquistar cualquier batalla, podrás salir del desierto.

No dejes de confiar en Dios. 

"si tu no mueves las montañas que necesito que muevas, si no abres las aguas por las que quisiera cruzar, si no das la respuesta cuando oro a ti, aun así, confiaré en ti." -Trust in you -Lauren Daigle

lunes, 28 de marzo de 2016

¿No sé amar?

Drawing by: Abigail Mejia
Nunca fui de las personas a las que se les hace fácil demostrar afecto a los demás, incluyendo a mi familia, esto se debe a que nunca fui una persona tan extrovertida que digamos y siempre me costó mucho expresar lo que sentía; durante muchos años he tratado de cambiar ese aspecto en mi vida ya que sentía que las personas sentían que yo las odiaba o algo por el estilo porque, para sumarle a mi timidez, al expresarme esta mi cara, que para algunos se ve algo o muy seria, y los que tienen una cara seria me entenderán de lo que hablo.

 pero hace un tiempo, para ser más exacto hace más o menos uno o dos años atrás, empecé a trabajar y aún estaba poniendo en práctica eso de expresarle a las personas cuanto las quería incluyendo a mis papás, pero era algo que aún se me dificultaba mucho y como no sabía cómo demostrarles que los quería empecé a comprarles regalos, no es que yo no los quisiera de verdad, yo si los quiero y los amo y no sería nada sin ellos, pero no sabía decirles cuanto los amaba, así que decidí hacerles regalos junto con mis hermanas cada cumpleaños y cada fecha que fuera especial para ellos.

Todavía me recuerdo el último regalo que le hice a mi papa junto a mis hermanas, le regalamos unos guantes nuevos para levantar pesas, porque eso era lo que el le gustaba hacer y una camisa para que fuera al gimnasio y pues ya no me recuerdo que más, solo me recuerdo que yo amaba ver las expresiones que hacían pues al ver los regalos y sentía que esa era una buena manera de hacerles saber cuánto los quería.

Pero con el tiempo me fui dando cuenta que no era necesario pues solo comprar cosas para demostrarle a mi papá que lo quería y era algo en mi corazón que hacía que latiera más fuerte y quería gritarle al mundo cuanto amaba a mi papá y obviamente expresárselo a él, no solo con regalos.

Todavía me recuerdo que una madrugada, unas horas antes de que él falleciera, me sentía muy mal y con tanto amor y lágrimas mezcladas yo le dije a mi hermana mayor que quería demostrarle más a mi papá que lo amaba, que lo quería, yo quería aprender a amarlo cada día más.

Unas horas después en la mañana él falleció y por un momento me frustré tanto porque sentí que Dios había ignorado por completo lo que le había dicho a mi hermana unas horas antes, sentí que Dios había ignorado totalmente como me sentía.

Me parecía tan frustrante que si Dios había escuchado lo que decía a mi hermana, ¿por qué quitarme a mi papá? Me recuerdo bien que por momentos me enojaba y pensaba que Dios me había arrebatado a mi papá a pesar de que él sabía que yo aún amaba a mi papa y quería decírselo y demostrárselo cada día más.

Con los días fui recapacitando más y más y me di cuenta que Dios no ignoró lo que yo sentía y le había dicho acerca de mi papá, pero sí creo firmemente en que nada pasa por coincidencia, y que cada cosa que pasa en mi vida tiene un propósito y me ayudará a cada día ser mejor.

Así que Dios decidió que era hora de cambiar de trabajo y me llevo al mejor trabajo del mundo tengo la oportunidad de darle clases a niños de kínder y los niños son expertos en dar amor y dan el amor maaaas sincero que pueda existir en este mundo.

Y sé que Dios está usando esta nueva experiencia para que cada día pueda expresar cada vez más el amor que siento hacia mis seres queridos no solo con obsequios sino que con palabras y acciones por más pequeñas que sean, pero no dejar a nadie sin saber lo especial que son para mí.

Aún tengo guardados los guantes que le regalamos a mi papá y para mí son un recordatorio de cada día demostrarles a las personas que me rodean lo especiales que son para mí.

Por su puesto que no ha sido nada fácil, pues soy algo tímida para esas cosas, pero cada día me sorprendo más y más de como Dios hace la obra en mi corazón y lo ablanda a tal punto que se me facilita más mostrar amor y cariño a los que me rodean.

Tengo que admitir que ha habido veces que me come una culpa o remordimiento ya que no aproveche muchas oportunidades para demostrarle a mi papá cuanto amor yo sentía hacia él. Pero sé que las pocas veces que lo hice lo hice con el amor más sincero que pudiera haber, ese amor como el de los niños, que con un te quiero, un abrazo o un beso te dejan saber cuánto ellos te quieren.

No digo que no es pecado o es malo demostrarle a las personas que las quieres con un regalo, porque es algo que aún me gusta hacer, me gusta hacerle regalos a las personas, no son lujos los que regalo, y muchas veces una hoja y un lapicero me han bastado para demostrar lo mucho que aprecio y amo a las personas que me rodean.


No pierdas tu tiempo, no por enojo, orgullo o por ser “serio(a)” vas a dejar de demostrar a las personas cuanto las amas. Perdona, ama y no pierdas el tiempo, porque un momento están con nosotros y al siguiente no sabemos.