Drawing by: Abigail Mejia |
Nunca
fui de las personas a las que se les hace fácil demostrar afecto a los demás,
incluyendo a mi familia, esto se debe a que nunca fui una persona tan
extrovertida que digamos y siempre me costó mucho expresar lo que sentía;
durante muchos años he tratado de cambiar ese aspecto en mi vida ya que sentía que
las personas sentían que yo las odiaba o algo por el estilo porque, para
sumarle a mi timidez, al expresarme esta mi cara, que para algunos se ve algo o
muy seria, y los que tienen una cara seria me entenderán de lo que hablo.
pero hace un tiempo, para ser más exacto hace más
o menos uno o dos años atrás, empecé a trabajar y aún estaba poniendo en práctica
eso de expresarle a las personas cuanto las quería incluyendo a mis papás, pero
era algo que aún se me dificultaba mucho y como no sabía cómo demostrarles que
los quería empecé a comprarles regalos, no es que yo no los quisiera de verdad,
yo si los quiero y los amo y no sería nada sin ellos, pero no sabía decirles
cuanto los amaba, así que decidí hacerles regalos junto con mis hermanas cada
cumpleaños y cada fecha que fuera especial para ellos.
Todavía
me recuerdo el último regalo que le hice a mi papa junto a mis hermanas, le
regalamos unos guantes nuevos para levantar pesas, porque eso era lo que el le
gustaba hacer y una camisa para que fuera al gimnasio y pues ya no me recuerdo que
más, solo me recuerdo que yo amaba ver las expresiones que hacían pues al ver
los regalos y sentía que esa era una buena manera de hacerles saber cuánto los quería.
Pero
con el tiempo me fui dando cuenta que no era necesario pues solo comprar cosas
para demostrarle a mi papá que lo quería y era algo en mi corazón que hacía que
latiera más fuerte y quería gritarle al mundo cuanto amaba a mi papá y
obviamente expresárselo a él, no solo con regalos.
Todavía
me recuerdo que una madrugada, unas horas antes de que él falleciera, me sentía
muy mal y con tanto amor y lágrimas mezcladas yo le dije a mi hermana mayor que
quería demostrarle más a mi papá que lo amaba, que lo quería, yo quería aprender
a amarlo cada día más.
Unas
horas después en la mañana él falleció y por un momento me frustré tanto porque
sentí que Dios había ignorado por completo lo que le había dicho a mi hermana
unas horas antes, sentí que Dios había ignorado totalmente como me sentía.
Me
parecía tan frustrante que si Dios había escuchado lo que decía a mi hermana,
¿por qué quitarme a mi papá? Me recuerdo bien que por momentos me enojaba y
pensaba que Dios me había arrebatado a mi papá a pesar de que él sabía que yo aún
amaba a mi papa y quería decírselo y demostrárselo cada día más.
Con
los días fui recapacitando más y más y me di cuenta que Dios no ignoró lo que
yo sentía y le había dicho acerca de mi papá, pero sí creo firmemente en que
nada pasa por coincidencia, y que cada cosa que pasa en mi vida tiene un propósito
y me ayudará a cada día ser mejor.
Así
que Dios decidió que era hora de cambiar de trabajo y me llevo al mejor trabajo
del mundo tengo la oportunidad de darle clases a niños de kínder y los niños
son expertos en dar amor y dan el amor maaaas sincero que pueda existir en este
mundo.
Y
sé que Dios está usando esta nueva experiencia para que cada día pueda expresar
cada vez más el amor que siento hacia mis seres queridos no solo con obsequios
sino que con palabras y acciones por más pequeñas que sean, pero no dejar a
nadie sin saber lo especial que son para mí.
Aún
tengo guardados los guantes que le regalamos a mi papá y para mí son un
recordatorio de cada día demostrarles a las personas que me rodean lo
especiales que son para mí.
Por
su puesto que no ha sido nada fácil, pues soy algo tímida para esas cosas, pero
cada día me sorprendo más y más de como Dios hace la obra en mi corazón y lo
ablanda a tal punto que se me facilita más mostrar amor y cariño a los que me
rodean.
Tengo
que admitir que ha habido veces que me come una culpa o remordimiento ya que no
aproveche muchas oportunidades para demostrarle a mi papá cuanto amor yo sentía
hacia él. Pero sé que las pocas veces que lo hice lo hice con el amor más
sincero que pudiera haber, ese amor como el de los niños, que con un te quiero,
un abrazo o un beso te dejan saber cuánto ellos te quieren.
No
digo que no es pecado o es malo demostrarle a las personas que las quieres con
un regalo, porque es algo que aún me gusta hacer, me gusta hacerle regalos a
las personas, no son lujos los que regalo, y muchas veces una hoja y un
lapicero me han bastado para demostrar lo mucho que aprecio y amo a las
personas que me rodean.
No
pierdas tu tiempo, no por enojo, orgullo o por ser “serio(a)” vas a dejar de
demostrar a las personas cuanto las amas. Perdona, ama y no pierdas el tiempo,
porque un momento están con nosotros y al siguiente no sabemos.